Nuevos emprendimientos en los rubros alimenticio y maderero, que favorecerán a 130 pequeñas agricultoras pehuenches, de la comuna de Curarrehue en la Región de La Araucanía, generó un proyecto cofinanciado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), del Ministerio de Agricultura.
La iniciativa —que demandó $224,9 millones, de los cuales FIA aportó $140 millones— fue ejecutada por la Federación de Cooperativas Ngen y tuvo por objetivo generar negocios sustentables en lo económico, social y medioambiental, que mejoraran los ingresos y calidad de vida de las socias de la organización.
“Los beneficiarios de este proyecto fueron, en un 95%, mujeres mapuches de escasos recursos económicos y con un alto índice de vulnerabilidad, pero con una gran riqueza cultural, patrimonial y de trayectoria de esfuerzo colectivo. Estos factores contribuyeron a generar resultados altamente positivos”, señala María Jesús Ulloa, coordinadora de la iniciativa.
En lo productivo, se generó una oferta en base a especies originarias de La Araucanía, como piñones, rosa mosqueta, lleuque y maqui. En este contexto, se estableció una fábrica de piñones procesados dentro de la comuna, a través de la creación de recetas innovadoras del producto.
Además, se elaboran conservas y mermeladas de piñones, rosa mosqueta, lleuque y maqui. A nivel comercial, se trabajó en la creación de la marca “Ngen” que permite que los productos sean competitivos a escala gourmet.
Entre los resultados más interesantes, está el aumento del valor de compra de materia prima —con parámetros de Comercio Justo— a las socias en un 200%, en relación al precio de los productos al inicio del proyecto; y se rompió con la estacionalidad de las compras a las mismas prolongando ésta a todo el año.
“Esto ha generado un ingreso permanente para todas las socias que entregan productos, lo que ha tenido un impacto favorable en su situación socioeconómica”, explica el ejecutivo de innovación de FIA y supervisor de la iniciativa, Fernando Arancibia.
Otro rubro en el que se logró generar un negocio interesante es el maderero con la implementación de una fábrica de muebles con diseño étnico de alto valor; el primer secadero industrial en la zona lacustre perteneciente a una Cooperativa, una barraca y la obtención de la certificación de leña otorgada por el Consejo de Certificación de leña.
“Eso nos ha permitido la venta estandarizada de 2.400 metros cúbicos de leña anuales, aumentando de $3.000 a $10.000 el precio de venta al pequeño productor”, agrega Ulloa.
Innovación en gestión y oferta
Para asegurar la sustentabilidad en el tiempo a la Federación de Cooperativas, en el marco del proyecto se realizó una serie de capacitaciones a los dirigentes de las empresas asociadas, en temas como asesoría en negocios y contabilidad. En este trabajo apoyaron entidades como la Universidad del Humanismo Cristiano y de expertos españoles en el modelo de Mondragón.
“Este proyecto basaba la innovación en los productos y en la gestión. La gestión como modelo cooperativo de desarrollo local sustentable, con productos de calidad que se abren espacio en mercados de alta exigencia como el mercado gourmet; teniendo los parámetros de Comercio Justo como eje de la intervención”, enfatiza Fernando Arancibia.
María Jesús Ulloa, agrega, que gracias a los buenos resultados obtenidos por el proyecto, la Federación ha podido establecer alianzas estratégicas con entidades nacionales y extranjeras, así como implementar nuevos proyectos.
Entre ellos menciona cuatro misiones comerciales, financiadas por ProChile, a los mercados gourmet de EE.UU. y Europa para prospectar la posibilidad de exportar los productos que se elaboran.
En el ámbito del turismo, la ONG SetemHego Haizea aportó recursos para construir y poner en marcha la hostería RukaNgen y el FOSIS apoyó un proyecto que estableció rutas de turismo comunitario con las socias de la Cooperativa.