Directivo aportó antecedentes en la antesala a celebración de reunión con Consejo Directivo Regional de INIA Carillanca.
Chile, en los últimos años, ha sufrido modificaciones en la demografía de sus cultivos agrícolas como resultado de los efectos que el cambio climático provoca en el territorio.
Así lo ratificó el director nacional de Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, Pedro Bustos Valdivia en la reciente visita a la región, instancia donde intercambió opiniones y propuestas con representantes de agricultores, pequeños campesinos y los servicios públicos vinculados al agro liderados por el Seremi de Agricultura, Jorge Rathgeb, reunidos en el Consejo Directivo Regional de INIA Carillanca.
A su juicio, este fenómeno natural determina que en términos climáticos no hay dos años iguales “lo que afecta positiva y negativamente a los cultivos. En La Araucanía se ha producido un cambio sustantivo en lo que es la fruticultura con un fuerte incremento en la producción de arándano, manzano y avellano europeo, además de la inclusión de productos como el cerezo. Esto –indicó- determina un cambio en el cultivo que nos favorece donde los agricultores han logrado eficiencias que son notables en algunas zonas”.
En términos del panorama climático, y a diferencia de otras regiones del norte del país, La Araucanía no sufrió las consecuencias de la sequía en los últimos meses, notando que la cantidad de agua caída a la fecha ha sido cercana a lo normal.
Ambiciosa investigación
Este positivo panorama, sin embargo, no es motivo de tranquilidad para la institución que dirige. Es así que profesionales de INIA están en un programa de investigación que resulte en la obtención de semillas de trigo y/o avena tolerantes a inclemencias como la falta de agua.
Elizabeth Kehr, directora regional de INIA Carillanca, explicó que “existe material experimental en el vivero de mejoramiento de trigo en INIA Carillanca, donde se evalúa cuáles de los materiales genéticos cultivados tolera de mejor medida las consecuencias de una sequía u otros fenómenos climáticos. Los materiales que se obtengan se cruzarán con otros materiales con el objetivo de encontrar un producto que tenga las características de resistencia y tolerancia a factores ambientales o puedan sobrevivir y producir grano con poca cantidad de agua”.
Por ahora, el fenómeno de las heladas ocurridas en noviembre pasado sirvió para observar que algunos materiales (en plena floración) pudieron escapar a las bajas temperaturas, lo que significa un avance en la selección de plantas que pudiesen mostrar mejor tolerancia a esta condición y por ende incluir esta característica a nuevas variedades de trigo y avena.
Sin embargo, este proyecto -que está en ejecución hace ya un tiempo-, no será rápido en sus resultados ya que se deberán esperar varios años antes de que surja una variedad que cumpla con las capacidades requeridas. En este sentido, el director nacional de INIA aseguró que “indudablemente se está buscando esta variedad, y se está dando urgencia al tema, pero uno no puede comprometer fechas, más cuando se deben realizar muchos cruzamientos genéticos y evaluaciones en el tiempo. Hoy, hay mejores herramientas que antes para identificar genes asociados a estas características, pero no se pueden comprometer plazos, por eso que todos los programas de desarrollo de variedades hablan de periodos largos, diez años por lo menos”, aseveró.
Calidad
Relevante en estos resultados será a la búsqueda de productos óptimos. “Si bien el rendimiento es importante, hoy está íntimamente relacionado a la calidad que es lo que el mercado está demandando. Chile hace poco era un productor de materias primas y hoy se está transformando en un país de productos terminados y para hacerlo requiere avanzar en mejores materias primas. Cada día la salud pública se hace más relevante por lo que los alimentos deben tener características que puedan proteger a la población de algunas enfermedades”, señaló Bustos.
Por último, el director nacional de INIA recalcó que en estos trabajos la institución no usa elementos transgénicos. “Nosotros usamos la biotecnología como una herramienta de ayuda para identificar las cualidades de los materiales, pero no alteramos genéticamente nada”, resaltó.